Hace unos años atrás, cierta tarde de verano, una amiga pasó por casa (aunque descreo bastante de la amistad entre un hombre y una mujer, tengo amigas), y al ver un montón de cartas de tarot que no eran de mi pertenencia, y fiel a su costumbre de despegar de todo aquello que tenga que ver con el pasado, me recitó (sin saber) la letra de un tango de Manuel Romero y Raúl de los Hoyos:
“¡Quemá esas cartas!, que ya no interesa tener escondidas pavadas como esas...”
“A cidade apresenta suas armas. Meninos nos sinais, mendigos pelos cantos. E o espanto está nos olhos de quem vê o grande monstro a se criar.”
“La ciudad presenta sus armas. Niños en las señales, mendigos en las esquinas. Y el espanto está en los ojos del que vé al gran monstruo que se está creando.”
Unas cuantas fotografías tomadas durante estos últimos 20 años con mi vieja Cannon AE-1 y seleccionadas casi en forma aleatoria. Sin pretensiones, como el peor de los aficionados que no conoce ni respeta una sola regla o norma fotográfica establecida. Solo para observadores desprejuiciados.